martes, 12 de mayo de 2009

Futbolnochelocorisa




Fue un verano de los 80 cuando inventamos este deporte no olímpico.
No recuerdo exactamente quien fue el ideólogo, inventor o creador de tan maravilloso deporte, pero si recuerdo que fue tan efímero pero tan impactante que no paso desapercibido.
Todo comenzó una tediosa tarde de verano cuando agotado ya el periodo de playa que se extendía desde las 11 de la mañana hasta las 7 de la tarde y habiéndonos engullido el bocata correspondiente de derivados del cerdo muerto, nos encontrábamos en disposición de expulsar las energías acumuladas, pero necesitábamos de nuevas ideas para no terminar en los mismos juegos de siempre, el “botebotero”, el escondite, o la tranca.
La imaginación cuando no tienes “pleiestesion”, geinboi” o “exisbox”, funciona a una velocidad tal, que asustaría al mas osado corredor de automovilismo y además ese día se dio la casualidad que tanto mi peña como la de mi hermano que era la misma que la mía pero con los hermanos menores, andamos cerca.
La noche se nos echaba encima y todo seguía el curso normal de un día de verano, poco a poco la luz se perdía y se hacia una noche oscura, mas oscura en esos tiempos, pues recuerdo que el alumbrado publico de la Torre en esa época, consistía en unas 10 o 15 farolas que se ubicaban en la única calle asfaltada la cual distaba unos 40 metros de nuestra actual situación , por lo que podríamos decir que la luz publica nos iluminaba una mierda y era únicamente la luz de los portales de las casas las que nos permitía disfrutar de la calle por la noche.

Y así seguíamos, dándole al coco para ver en que emplear nuestro tiempo de ocio, cuando alguien con un balón apareció por allí. Un balón siempre es una golosina apetecible y nadie se resiste a darle una patada, entonces no se por que motivo nos metimos en el patio de luces del edifico cuatrovientos, un patio de considerable tamaño y sin luz propia , posiblemente fuimos con la intención de dejar alguna bicicleta o complemento, ya que en ese patio de luces se ubicaban los trasteros del edificio.

En esas estábamos cuando el balón debió de aparecer por allí, debido a la ausencia de luz, solíamos entrar acompañados a dicho patio y por tal motivo en ese preciso instante en que el balón cayo al suelo, andábamos por allí, completamente a oscuras, mas personas de las debidas, todo fue muy rápido, el balón cayo, alguien lo pateo, balonazo al cuerpo de otro individuo, dicho individuo se rebota, busca el balón, da patadas a diestro y siniestro, todo esto acompañado de sonoras voces e improperios, le atiza al balón, se oye jaleo, entra mas gente, estallan las voces, resuenan las mamparas, pim, pam, zas, pum, ayayayay, la locura se desata, todos contra todos, algarabía, locura transitoria, golpes, dolor, balonazos, no se ve una mierda, la locura dura mas de lo debido, se enciende la luz de un balcón de los que dan al patio, !!!! que follòn es este ¡¡¡¡¡, una voz resurge, !!! apaga la luz ¡¡¡, risas, la luz se apaga, sigue la orgía futbolera, las risas se multiplican, el escándalo sube de tono, se agregan mas futbolistas, nadie conoce a nadie, la situación toma un tinte caótico y entonces resuena la voz mas temida a esta orilla del mediterráneo, ¡!!! QUE COJONES PASA AQUÍ, PEQUEÑOS CABRONES ¡¡¡ Salvador el policía, temido por todos y acoso de gamberros y dicharacheros, corrimos como ratas que ven al gato, unos en dirección al estanco, otros para la playa, algunos se esconden detrás de los coches que estan aparcados, jadeamos como perros y una vez pasado los minutos de rigor nos volvemos a juntar, entre risas alguien bautiza dicho momento como “futbolnochelocorisa”.
La experiencia fue grata y hubo intención de repetirla, pero el momento mágico de la primera vez, no volvió y todos los demás intentos fueron frustrados por diversos motivos, demasiada luz en la cancha, falta de personal, o acojone de los participantes ante la posibilidad de que Salvador el policía apareciera con su pistola.
El verano continuo y mas cosas hicimos, algunas las recordamos y otras se perdieron en los recovecos del cerebro, es allí donde hurgáremos para recuperarlas.

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