viernes, 21 de octubre de 2011

Mil razones para no creer.


Miguel Blanco y Consuelo Garrido, esos son los nombres de los padres de Miguel Ángel Blanco Garrido, un chico que fue ejecutado vilmente y a sangre fría por los asesinos de ETA. No se que pasaría por mi cabeza si yo fuera el padre de una de las casi mil victimas de ETA, niños, ancianos, amas de casa, policías, militares y gente corriente.
Recuerdo que el día de la ejecución de Miguel Ángel, yo ponía un puesto de antigüedades en San Pedro del Pinatar, eran las 5 de la tarde mas o menos cuando sonaron las campanas de la iglesia de San Pedro, me alejé de mi puesto y me puse a pasear con la cabeza baja, un fuerte sentimiento de tristeza y dolor hizo que apretara los dientes y se me derramara alguna lágrima, habían encontrado el cuerpo de Miguel Ángel con dos tiros en la cabeza, su delito fue creer en la democracia y pertenecer a un partido político.


Recuerdo que durante varias noches, las plazas de toda España estaban llenas de personas con velas encendidas en silencio, pidiendo la liberación de este muchacho, recuerdo el inmenso dolor que supuso esa cruel ejecución y recuerdo las mas grandes manifestaciones que jamas se vivieron es España con las personas de todas las ideologías enseñando sus manos blancas al cielo y gritando, "Todos somos Miguel Ángel", recuerdo una familia destrozada y emocionada por el gran apoyo que recibía de todo el mundo y recuerdo unas imágenes de unos pro-etarras acojonados en el portal de una casa pidiendo ayuda a la policía porque la gente los insultaba y acosaba (que grande es la democracia, esos mismos que vosotros matáis ahora les pedís ayuda, cobardes).

En fin, es por todo esto por lo que solo admito la rendición incondicional de ETA, las caras descubiertas, la entrega de armas y la puesta ha disposición judicial de todos sus miembros.
El asesinato de casi mil personas de toda condición y edad no merece otra cosa, todo lo demás es pura pantomima que tiene un plan encubierto.